miércoles, 21 de octubre de 2015

¿QUÉ ES EL ÉXITO?

Cuando le tocó su turno, entró y esperó a que comenzase la función. Creía que le iba a dar las herramientas necesarias para alcanzar el éxito. Precisamente, el primer capítulo versaba sobre ello. ¿Qué significa para ti?, comenzó. Buena pregunta. Hace algún tiempo le hubiera dicho trabajar en una empresa con renombre, ahora no lo sabía. Quizás que sus días estuvieran llenos de felicidad. Y en ello estaba. Ganarse la vida con un oficio que le gustase, sin demasiados sobresaltos, sin que tercien atascos y vorágines, fruto de una manera de vivir demasiado rápida y proporcional a los tiempos que corren. Tener un compañero de vida que le ayudase a redescubrir el mundo y la magia de vivir, al tiempo que se rodeaba de gente que le hiciese feliz. ¿Me dices éxito? ¡Ay, menuda palabra que entraña tantos significados!

Prosigamos, ¿qué te hace realmente feliz?. Éxito y felicidad parecía que iban de la mano. ¿Con qué disfrutarías llenando tus días? ¿Escribiendo historias, reformando muebles o creando desde abajo un sueño? Y es que cada uno tiene un libro en esta vida y suele saber a qué ha venido a este mundo. 

Muchos se dan cuenta en la infancia cuando se abstraen del tiempo, soñando lo que harán en el futuro: tendrán familia, serán escritores o maestros, viajarán...Otros lo descubren con el paso de los años. Y, algunos, marcados por las circunstancias, pasados los 30. Sin embargo, era consciente de que muy pocos amaban aquello que hacían en las semanas de la vida. Lo veía en sus rostros y su manera de interactuar. 

¿Cómo vas a lograrlo?, le espetó finalmente. Ahí dió en la diana. ¿Conseguiría alguna vez su sueño, aquel que suponía vivir una vida acorde a sus principios? ¿Estaba en el camino? El tiempo se lo diría pero confiaba en que sí.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

NO ES PAÍS PARA SIRIOS

Acabo de leer, y tristemente sin sorpresa alguna, un artículo que reflejaba la opinión que tienen algunos refugiados sirios que buscan amparo en suelo español, tras tener que huir de su asolado país en guerra.  Ellos, al contrario de lo que muchos puedan pensar, dejaron atrás una patria que hace no muchos años les amparaba y les ofrecía todo tipo de comodidades. Ellos, al igual que los españoles, pudieron optar a estudios universitarios y llevar una vida más o menos acomodada. Ahora, resguardados de bombas y crímenes humanos, reflexionan sobre su nueva y forzada situación en España, e imploran por qué este país les retiene si no les puede ofrecer una vida digna.

Y es que la legislación internacional les impide alcanzar destinos soñados como Alemania o Suecia, donde si podrían conseguir trabajo y ver satisfechas sus necesidades básicas. Una manera de empezar de cero y tratar de olvidar la pesadilla de una guerra que no solo no parece tener fin sino que se agrava con el paso del tiempo, con la intervención de más actores.

Es curiosa la sociedad (española) que entre todos hemos construido con el paso de los años. El punto de partida lo detonó una crisis económica galopante que fue utilizada para justificar la pérdida de derechos en todos los campos. A ello, se le unió el MIEDO que los políticos y empresarios quisieron inyectar en vena para respaldar la precarización de los salarios y la vida en general, y la SOBERBIA de algunos por estar en ese momento en una situación más privilegiada que otros.

Ese mismo MIEDO es el que hace que muchas personas (las menos) teman la llegada de gente de otros países que buscan un oasis en la agitada vida que, por azar, les ha tocado vivir en los últimos años. Decisiones políticas en las que no han podido tomar parte, y que han derivado en la pérdida de seres queridos, el hambre, la huida de sus casas, y el temor a perecer.

Ahora, es la distribución de los refugiados sirios la que está en boca de todos pero el problema de la inmigración a nivel mundial, especialmente la africana en nuestras costas, siempre estará en nuestra mente. Las personas no pueden olvidar que su nacimiento y vida en un país determinado está marcado de manera fortuita y que, al igual que les ha ocurrido a los sirios, su situación puede cambiar de la noche a la mañana. Es, por ello, que conviene 'apearse' de vez en cuando del tren de vida que ha construido nuestra sociedad, que circula a velocidades vertiginosas, y del que si no te subes, no eres nadie, y empatizar con la situación que viven los demás, ya sean extranjeros o compatriotas.

                                    Dedicado a aquellos que me animan a escribir en el blog

viernes, 17 de julio de 2015

LA FELICIDAD ES UN ENTRENAMIENTO DIARIO

Todo el mundo desea la felicidad aunque, muchas veces, parece complicado alcanzarla. En esa búsqueda, la psicóloga María Jesús Álava recomienda, con motivo del Día Internacional de la Felicidad, que tiene lugar este jueves, ser el mejor amigo de uno mismo y, para ello, apuesta por perdonarse, quererse y tomar cada uno las riendas de su propia vida. 

Si bien es cierto que en la carrera de la felicidad hay personas que cuentan con ventaja porque su punto de salida está unos pasos más adelante, ya que son "alegres, agradables, conciliadores y tienen una visión positiva", aquellos con una visión más taciturna de la vida también pueden ser felices.

"Es algo que se aprende y se construye", afirma la también autora de "Las 3 claves de la felicidad", al tiempo que explica que "todo el mundo, por muy difíciles que sean sus circunstancias, puede ser feliz. Hay gente que necesita un cierto entrenamiento para que el cerebro actué a su favor y no en su contra".

"Para ser feliz no dependemos de las circunstancias externas", sostiene esta experta, para luego explicar que todo está en la mente del individuo. Ahí, es donde residen los pensamientos que van a convertirse en nuestros amigos o, en todo lo contrario, los peores enemigos.

En la receta de la felicidad, lo primero es el autoperdón. "La vida sin perdón es como el fracaso del ser humano. Si no conseguimos perdonarnos, no somos dueños de nuestra vida y de nuestras emociones", señala. Para esta experta, cometer fallos es algo normal.

Por eso, tenemos que "asumirlos y perdonarlos", pues "nos hace más seguros y humanos", al tiempo que mejora nuestra autoestima. "El perdón devuelve la paz y la tranquilidad. Debemos ser indulgentes cuando no ha habido maldad ni egoísmo", aclara.

Lo que hay que tener bien presente en este aspecto es que "hay gente que no nos va a perdonar". "Hay gente con envidia, que nunca está satisfecha. Son personas un poco peligrosas, que hacen cualquier cosa para conseguir sus fines", advierte.

PEQUEÑOS PLACERES

Por otro lado, esta psicóloga apuesta por "llenar la hucha emocional" y disfrutar de los pequeños placeres que ofrece el día a día. Para ello, nada más levantarse, hay que valorar la cama en la que se ha dormido, la ducha caliente o el café que se toma. "Ir sacando lo más positivo de cualquier circunstancia que estemos viviendo", apostilla.

Para Álava, existen personas que no saben disfrutar de esos pequeños detalles. "Si aprendiésemos a disfrutar eso sería mucho más sencillo. A veces la gente vive en una permanente espera intentando conseguir algo increíble y se pasa toda la vida sin alcanzarlo", afirma.

Por otro lado, en el caso de caer en un pozo sin fondo, recomienda sentarse y pensar en que hacer. Y, si hay pensamientos como que algo es imposible de lograr, sustituir esa idea por "si lo intento, seguro que lo conseguiré".

Otros hábitos saludables pasan por "hacer ejercicio, dormir los suficiente, que nos hace descansar y bajar el nivel de ansiedad, intentar disfrutar con los amigos o con cualquier cosa". Y, en el caso de estar muy mal, "cantar, recordar las cosas buenas, y sonreír", añade.

LA ALIMENTACIÓN TAMBIÉN JUEGA UN PAPEL IMPORTANTE

Por otro lado, a juicio de esa experta, la alimentación es muy importante. Por ejemplo, los crudos, que depuran el organismo, "son muy positivos"; la fructosa, el chocolate y los ácidos omega 3 también elevan el estado de ánimo. Además, "la gente va a estar mejor si come 5 veces en vez de 3, y si, entre comida y comida, hace pequeñas paraditas".

Sobre si la crisis económica ha supuesto que haya menos personas felices, la también escritora comenta que lo que ha aumentado es "la necesidad de las personas de contar con ayuda para superar las dificultades del día a día". De este modo, los psicólogos son los encargados de "dar herramientas y mecanismos" para poder lidiar con las situaciones que se puedan presentar.

"En circunstancias tan difíciles como éstas, no nos podemos permitir estar mal emocionalmente", zanja. Y es que, en sus palabras, una persona feliz vale por tres: es creativa, resistente a la frustación y capaz de alcanzar lo que parece imposible.

En relación a si una persona que ha superado una depresión puede ser feliz, se muestra tajante: sí. "Se puede ser y es una de las consecuencias maravillosas. Cuando la has superado con esfuerzo, luego vives la vida con más recursos, con más control sobre las emociones y te influye menos lo que pueden pensar los demás, ya que estás más capacitado para sentirte mejor contigo mismo. Una depresión bien superada es una garantía de felicidad", apostilla.

Por último, apuesta por entrenar a las personas en inteligencia emocional desde que nacen. "Los seis primeros años son fundamentales, sientan las bases del carácter y el 80% de su capacidades intelectuales", señala esta experta, quien recomienda enseñar a tener espíritu propio, a pensar y razonar para que los individuos no sean manipulables. "En esas edades nos jugamos nuestro futuro", concluye.

martes, 14 de julio de 2015

USAR-TIRAR-USAR

Ultimamente asisto perpleja al desgaste prematuro de los bienes que hago míos. Deduzco, incluso, que de un tiempo para acá la fecha de caducidad de los productos que encestamos está a la par que la de su adquisición. Esta teoría se refuerza tras ver el documental 'Comprar, tirar, comprar. La historia secreta de la obsolescencia programada', coproducido por Televisión Española hace algunos años. En él se comprueba que el paso del tiempo no ha servido sino para dar pasos de gigante hacia atrás en vez que ir evolucionando como especie humana. 

Y es que la cinta recoje el caso de la bombilla centenaria que no se apaga ni aun con el devenir de los años o las medias de nylon diseñadas en sus inicios para que vistieran las piernas de las mujeres durante décadas, y cuyos fabricantes decidieron tras su inequívoco éxito que esta prenda fuera perdiendo progresivamente su resistencia con el fin de multiplicar las ventas. 

Otra cuestión que me llamó la atención son los diferentes roles que juegan los países situados en el eje norte y sur. Los primeros se encargan de producir y consumir a velocidades vertiginosas, mientras que los segundos acojen los productos que a los norteños les van quedando obsoletos. En esta línea, por ejemplo, el país africano de Ghana recoje, bajo el pretexto de reducir la 'brecha digital' entre los diferentes continentes, ordenadores que en pocas ocasiones pueden ser arreglados y utilizados. De este modo, los ghanéses ven cómo su país, poco a poco, se está convirtiendo en el vertedero de los paises más desarrollados.

Se trata tan solo de algunos ejemplos de cómo los objetos que adquirimos lejos de ir perfeccionando su calidad, diseño y utilidad van empeorando con el paso del tiempo con la finalidad de envolver a la persona en el círculo vicioso de comprar y tirar para luego volver a empezar de nuevo. A fin de cuentas, se trata de seguir alimentando la maquinaria capitalista y de no variar el 'status quo'. 

Así, en la sociedad de mercado en la que nos encontramos, el consumidor se deja arrastrar por la publicidad y moda; se siente atraído por la originalidad del producto, y sin mirar su calidad ni utilidad, decide comprar con visión cortoplacista. El balance es una pérdida económica, la adquisición de productos prescindibles, y el abanderamiento de una cultura consumista.

viernes, 26 de junio de 2015

LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN: ESE ARMA DE DOBLE FILO

La libertad que tiene una persona para hablar y expresar su opinión sobre cualquier tema es un derecho infranqueable y reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Aun con ello, despegar los labios en muchas partes del mundo es una acción perseguida e, incluso, castigada con penas de cárcel y torturas. A veces, ni tan siquiera es necesario volar tan lejos para encontrarse con casos de este tipo sino que en el mismo ambiente laboral, o en la sociedad en general, la gente que interrumpe el discurso estandarizado de empresarios y políticos con sólidos argumentos es la que suele salir peor parada.

Por otro lado, la cuestión de hasta dónde tiene que llegar la libertad de expresión sin que rebase la frontera de la ofensa personal genera un amplio debate del que muy raramente se suelen extraer conclusiones que contenten a todo el mundo. De este modo, hace unos meses, París y el resto del mundo se solidarizaba con las víctimas de un atentado terrorista perpetrado a una revista satírica que llamaba la atención con más sorna que pintura sobre la creencia y realidad que se vive en el mundo islámico (y no solo hacía referencia a esta religión sino que también ironizaba sobre otras). Jamás de los jamases un periodista puede ser callado y menos de esa brutal manera; sin embargo, ¿es lícito no respetar la manera de entender la cultura y la fé de otra persona pese a que algunas de sus doctrinas sean antidemocráticas?.

Recientemente, un recién nombrado cargo público en nuestro país fue cuestionado antes e imputado después por unos sucesivos chistes (de pésimo gusto, por cierto) que difundió por las redes sociales hace cuatro años. Su libertad de expresión se entremezclaba con la ofensa mientras hacía alusiones a terribles sucesos de nuestra historia contemporánea como lo son el nazismo y el terrorismo político. Entre este caso y el anterior, dejando de lado los decesos del primero, ¿cuál es la diferencia?, ¿dónde acaba la libertad de expresión y empieza la ofensa?, ¿por qué defendemos con garras este derecho universal cuando mediaticamente nos incitan a ello y lo criticamos cuando no cuenta con el apoyo popular?.

Conseguir un consenso en este tema siempre será dificil ya que cada uno tiene un cristal diferente a la hora de ver y analizar este controvertido asunto, que seguirá generando polémica hasta el final de los tiempos.  

jueves, 4 de junio de 2015

INTELIGENCIA EMOCIONAL

"Nada es absoluto. Todo cambia, todo se mueve, todo gira, todo vuela y desaparece"Frida Kahlo.

Desde la infancia, nuestro círculo más cercano (familiares, profesores...) nos marca el camino que vamos a seguir hasta la edad adulta. Esta etapa es clave en la definición de nuestra escala de valores, actitud ante la vida, carácter, y modelo de familia-trabajo. Estas personas que protagonizan esta etapa de la vida van a ser nuestros referentes a lo largo de nuestra existencia, y van a constituir nuestro punto de partida. El margen de cambio que tenemos de mayores es limitado pero, no por ello, nos vamos a conformar con ese 'status quo'. Las experiencias positivas y negativas (más éstas que las primeras) que se van sucediendo a lo largo del tiempo van a ser el motor de esa ligera transformación en la edad adulta. Ellas van a rotar, aunque no lo queramos, nuestro punto de vista, y nuestras preferencias. Eso sí, algo que debería resultar inamovible es nuestra escala de valores. En el caso de darla la espalda, y dejarse llevar por las circunstancias, uno de nuestros tesoros más preciados, nuestra personalidad, nuestra alma, quedaría reducida a cenizas. Apuesto porque en esa etapa tan importante de la vida, como es la niñez, en la que se palpa la esencia de la vida en su estado más puro, y en la que no existen equipajes emocionales, y se disfruta del presente como si no hubiese un mañana, se impartan en las aulas, además de matemáticas, lenguaje o dibujo, clases de inteligencia emocional, en las que enseñar actitudes y valores que van a constituir el asiento de nuestras acciones a lo largo de nuestra vida. 

jueves, 21 de mayo de 2015

28 LEGUAS DE VIAJE MARÍTIMO

A veces cuando las palabras callan, los gestos cobran sentido

Toca fijar el ancla y pisar tierra. No ha sido la travesía todo lo tranquila que hubiera vaticinado. Navegó por aguas turbulentas, y encontró refugio  en pequeñas islas que iban saliendo a su paso en tiempos de tormenta. Valoró como nunca esos archipiélagos conocidos y desconocidos que subrayó en rojo en el mapamundi que lo acompañaba en cada uno de sus viajes. A veces, el viento intentó volar la gorra del capitán pero no lo consiguió, y tuvo que soplar hacía otro lado. Y es que, sus dos manos, firmes como nunca lo habían estado, agarraron como pudieron esa insignia tan querida por el patrón. Fue, entonces, cuando descubrió una maravillosa y escondida resiliencia, y reafirmó que la gran aventura que tiene una persona en su periplo por este mundo es la que vive consigo mismo. Hubo que ser valiente y tirarse al mar cuando hubo fugas en el barco que el mismo había construido, y enfrentarse a dañinos tiburones que quisieron hundir su navío.  A veces, enseñó sus dientes y sacó el cuchillo, otras, no mereció la pena, y dio un giro al timón para no desafiar a esos infelices animales de mar. No faltaron los dilemas, aquellos que surgieron fruto de las frustraciones que genera en mucha gente cómo está estructurada la sociedad actual. En estos casos, tuvo que sortear como pudo estos imprevistos, y hacer de tripas, corazón ya que, en ocasiones, no tiene sentido dar un grito en el cielo. Su ideal de alcanzar el soñado paraíso se tornó en ir llegando a pequeños puertos a medio plazo, y a disfrutar de todo lo que puede aportar esas pequeñas travesías al equipaje con el que se navega. De hecho, se dio cuenta de que esa es la verdadera clave de la existencia. A punto de poner un pie en suelo firme, deseó y soñó con vivir miles de aventuras que contar a sus seres más queridos hasta el fin de los tiempos.

domingo, 15 de marzo de 2015

‘EL DUENDE’: MAGIA A LA HORA DE COMER

'El Duende' es un multifacético templo gastronómico, situado en la calle Conde de Peñalver (82), de Madrid, y a tan solo unos pasos de las varias bocas de metro con las que cuenta la parada Diego de León. Así, en pleno centro de la capital, se encuentra un punto de encuentro para familias y amigos, y un oasis para compañeros de trabajo que disfrutan de una pausa matutina entre sorbos de café y charlas amigables.
Algo que hace especial al lugar es el ambiente mágico al que traslada a todo aquel que por su puerta entra. Su decoración al detalle, en la que cabe sitio para figuras de la mitología de tierras del norte, como duendes y hadas, lo distinguen de otras cervecerías de la capital. En esta línea de realismo mágico, una pizarra con un refrán español, que es cambiado cada semana, interrumpe como la nota discordante para evocar al costumbrismo típico madrileño.
Por la mañana, aquel que se adentre en 'El Duende' puede desayunar a un precio asequible (dos euros) con un café o infusión más una pieza de bollería o unas barritas con tomate, una de las especialidades de la casa. Todo ello acompañado por la amabilidad de sus camareros que, con el paso de los días, conocen las preferencias de sus clientes y les atienden en cuestión de minutos entre guiños y chascarrillos.
Todos los días elaboran varias tapas, como antesala a su menú de mediodía, y que son servidas como acompañamiento a una cerveza o el refrigerio que el cliente considere oportuno. Entre ellas, las más destacadas son alitas de pollo bañadas en una salsa especial, pequeñas delicias de hamburguesa o tortilla de patata. Estas últimas tienen un toque distinguido, ya que cada día son elaboradas de manera diferente, siendo un día, por ejemplo, desdibujadas con gulas y gambas, y otro, con morcilla de Burgos.
Su menú de mediodía es muy solicitado. De hecho, se aconseja reservar mesa con antelación para no llegar y tener que formar fila. Una vez tomado asiento, se puede saborear una comida caracterizada por su abundancia y elaboración casera. Un primero, por ejemplo, podría consistir en una sopa de cocido madrileño; un segundo, la carne y legumbres que acompañan a éste y el postre, una deliciosa tarta de chocolate. Su precio no es elevado, es más, se sitúa en la medida madrileña (10,20 euros).
Una alternativa a esta presentación diaria, sería comer a la carta. En este caso, el comensal puede elegir entre raciones frías (anchoas de Santoña, queso manchego o jamón ibérico de Bellota) y/o calientes, como huevos rotos con jamón ibérico, anillas de calamar a la andaluza o chorizo casero a la parrilla.
En definitiva, la cervecería supone la perfecta excusa para disfrutar de uno de los placeres que ofrece la vida: la gastronomía, a un precio adaptado a todos los bolsillos, y en un contexto de trabajo o meramente de ocio.

domingo, 4 de enero de 2015

LOS VIAJES DE UNA AGENDA

El año empezó con la misma ilusión con la que se estrena una agenda nueva. Poco a poco fue rellenando cada hoja de noticias y números de contactos hasta que el día de Andalucía todo dio un giro inesperado: los buenos propósitos cayeron en el saco del olvido a favor de un recrudecimiento de los derechos. En ese momento, defendió como pudo sus ideas y comenzó a navegar por aguas turbulentas. A la par, los dos primeros meses marcaron lo que iba a acontecer en aquellos que vendrían después: una serie de encuentros regados con cañas, bailes y copas con sus mejores amigas para alegrar el alma. Tras ello, llenó todas sus cosas en maletas, dio varios viajes con ellas, y estrenó independencia y zapatillas nuevas. Más tarde, hubo encuentros fugaces en el norte y nuevas mini-ilusiones.

Sin embargo, la primavera se antojó caprichosa y empezaron capítulos de insomnio que hacían prever las decepciones que llegarían después. Su maldita intuición y la confirmación de sus sospechas la invitaron a refugiarse otra vez en la música (alta, muy alta, a través de sus cascos) y en sus amigos, quienes escucharon impasibles hasta la última sílaba de sus historias, y ofrecían sus mejores consejos para esa historia de amores imposibles.

En su mes favorito se dio cuenta de que siempre es posible resurgir ante las adversidades y que le rodeaba un círculo de personas maravillosas. Ellas fueron las encargadas de que el día de su cumpleaños, absorbida en la reunión de redacción de cada día, le avisasen de que un mensajero preguntaba por ella con un ramo de flores: uno de sus deseos. Este detalle, una muñeca con un vestido similar al suyo y un micrófono en la mano así como uno de sus platos favoritos marcaron sus 28 primaveras. Luego vendría la celebración de su aniversario con disfraces y música de dos épocas doradas y la compañía de algunos de sus seres queridos.

El comienzo del verano llegó con el sorteo de un bache por parte de una persona querida por la familia y con un reencuentro en el norte en el que pudo mostrarle su tierra adorada a una de sus mejores amigas madrileñas. Allí, pudo volver a degustar los manjares que tanto echa de menos en el transcurrir de sus días y mostrar los preciosos fotogramas que configuraron el paisaje de su niñez y adolescencia. Luego, vino un viaje a tierra de príncipes y sultanes en el que aún recuerda las vistas desde el restaurante a la hora del desayuno en las que veía a gaviotas sobrevolar un horizonte de mezquitas, y los inmumerables recorridos por el Gran Bazar, recogidos en bastantes filmes. Esa aventura la abrió los ojos y confirmó que cada persona ve el mundo con catalejos distintos.

El periodo estival no acabo ahí sino que prosiguió con una escapada al sur acompañada de sus padres en la que pudo probar y saborear nuevas comidas, y descubrir un trozo de una tierra amarilla llena de camellos, cuscús y pintalabios mágicos. La vuelta trajo nuevos sinsabores laborales: malentendidos que no se arreglaban ni con el mejor de los diálogos, y adioses de veteranos compañeros. Venían tiempos de cambio y lo sabía.

En la pequeña tregua que le otorgaba el fin de semana creyó en las casualidades. Luego, vino la fiesta del Día de México, las confidencias y las fotos de comida. Combinaba esa vía de escape con su clases de yoga. Aún recuerda cómo sus ojos perdieron el brillo una tarde en la que acabó su práctica y recibió malas noticias al coger el móvil. Sintió mucha empatia hacía las mismas personas que meses atrás la mandaron unas flores al trabajo. Al mes siguiente todo estalló y probó el sabor de algunas traiciones sin sentido. También observó que el miedo y la valentía de unos y otros marcan sus actuaciones y las metas a las que llegan. Sintió alivio y esperanza en un futuro mejor, y tiró la agenda a la basura.

En noviembre hubo otro pequeño traspiés y buscó refugió en la tierra que la vio nacer. El atardecer de un día laboral junto al mar y su mejor amiga cántabra, además del apoyo familiar, la hicieron pensar en que el mundo es infinito y que, por ello, son innumerables las oportunidades para empezar de nuevo. Ese mes, reforzó sus principales cualidades (la sinceridad y valentía) y, con ello, cerró de la mejor manera triángulos pasados. Ahora sí, empezaba una nueva etapa con nuevos propósitos que vino bendecida por la lectura de un ansiado final por parte de una funcionaria pública una soleada mañana de lunes.

Su segundo mes favorito trajo conversaciones de diversa temática a altas horas de la madrugada por calles frías y desoladas, copas un martes y vasos de vino un jueves. Todo ello con la vuelta a las aulas y la reafirmación de que las nuevas tecnologías pueden ser muy útiles y de que hay que adecuarse a los nuevos tiempos. Después de llamar a muchas puertas, se abrió una inesperada y cambió el rumbo de la ruta. Se reafirmó en que la amabilidad y la buena educación son un bien preciado.

Su escapada a la casa familiar por Navidad fue agridulce ya que el calor de su hogar se vio empañado por el sufrimiento de una amiga, a la que no pudo ver, y a la que tuvo que apoyar desde la invisible distancia. Volvió a su ciudad adoptiva por carreteras nevadas con la tristeza que deja en los corazones los malos momentos ajenos y la melancolía de los cielos grises propios del invierno en el norte. Con ganas de que el fin de año llegase, comprendió que la vida es pura improvisación, que hay que pensar y creer en uno mismo, no dar demasiadas vueltas a las cosas, y extraer lo bueno de las pequeñas historias de cada día. Se fijo todos esos propósitos, costosos de llevar a la práctica, para el año nuevo y no compró ninguna agenda.