'El Duende' es un multifacético
templo gastronómico, situado en la calle Conde de Peñalver (82), de Madrid, y a
tan solo unos pasos de las varias bocas de metro con las que cuenta la parada
Diego de León. Así, en pleno centro de la capital, se encuentra un punto de
encuentro para familias y amigos, y un oasis para compañeros de trabajo que
disfrutan de una pausa matutina entre sorbos de café y charlas amigables.
Algo que hace especial al lugar es el ambiente mágico al que traslada a todo aquel que por su puerta entra. Su decoración al detalle, en la que cabe sitio para figuras de la mitología de tierras del norte, como duendes y hadas, lo distinguen de otras cervecerías de la capital. En esta línea de realismo mágico, una pizarra con un refrán español, que es cambiado cada semana, interrumpe como la nota discordante para evocar al costumbrismo típico madrileño.
Algo que hace especial al lugar es el ambiente mágico al que traslada a todo aquel que por su puerta entra. Su decoración al detalle, en la que cabe sitio para figuras de la mitología de tierras del norte, como duendes y hadas, lo distinguen de otras cervecerías de la capital. En esta línea de realismo mágico, una pizarra con un refrán español, que es cambiado cada semana, interrumpe como la nota discordante para evocar al costumbrismo típico madrileño.
Por la mañana, aquel que se
adentre en 'El Duende' puede desayunar a un precio asequible (dos euros) con
un café o infusión más una pieza de bollería o unas barritas con tomate, una de
las especialidades de la casa. Todo ello acompañado por la amabilidad de sus
camareros que, con el paso de los días, conocen las preferencias de sus
clientes y les atienden en cuestión de minutos entre guiños y chascarrillos.
Todos los días elaboran varias
tapas, como antesala a su menú de mediodía, y que son servidas como
acompañamiento a una cerveza o el refrigerio que el cliente considere oportuno.
Entre ellas, las más destacadas son alitas de pollo bañadas en una salsa
especial, pequeñas delicias de hamburguesa o tortilla de patata. Estas últimas tienen
un toque distinguido, ya que cada día son elaboradas de manera diferente,
siendo un día, por ejemplo, desdibujadas con gulas y gambas, y otro, con
morcilla de Burgos.
Su menú de mediodía es muy
solicitado. De hecho, se aconseja reservar mesa con antelación para no llegar y
tener que formar fila. Una vez tomado asiento, se puede saborear una comida
caracterizada por su abundancia y elaboración casera. Un primero, por ejemplo,
podría consistir en una sopa de cocido madrileño; un segundo, la carne y
legumbres que acompañan a éste y el postre, una deliciosa tarta de chocolate.
Su precio no es elevado, es más, se sitúa en la medida madrileña (10,20 euros).
Una alternativa a esta
presentación diaria, sería comer a la carta. En este caso, el comensal puede
elegir entre raciones frías (anchoas de Santoña, queso manchego o jamón ibérico
de Bellota) y/o calientes, como huevos rotos con jamón ibérico, anillas de
calamar a la andaluza o chorizo casero a la parrilla.
En definitiva, la cervecería
supone la perfecta excusa para disfrutar de uno de los placeres que ofrece la
vida: la gastronomía, a un precio adaptado a todos los bolsillos, y en un contexto
de trabajo o meramente de ocio.
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