domingo, 22 de enero de 2012

UN RETRASO PELIGROSO

Esta semana, Intermón Oxfam señalaba con el dedo a la comunidad internacional por su tardía respuesta ante la grave crisis alimentaria que sufre el Cuerno de África, y que ha provocado  la muerte  de más de 50.000 personas --la mitad de ellas, niños--. La culpa, la tiene está vez, una lenta burocracia que quería actuar con todas las evidencias en la mano para no equivocarse. "El miedo a equivocarse ha hecho que las organizaciones de ayuda se resistieran a gastar dinero hasta estar seguras de que en efecto se estaba produciendo una crisis", reconoce la directora general de Intermón Oxfam, Ariane Arpa. Sin embargo, el hambre y la enfermedad no entienden de plazos ni sellos y se extienden como la pólvora en los países más pobres "ante la falta de una respuesta rápida y decisiva". Todas estas denuncias han quedado recogidas en el informe 'Un retraso peligroso' de las ONGs Intermón Oxfam y Save The Children, quienes instan a los gobiernos a que revisen sus modelos de respuesta ante las crisis alimentarias, a que tomen "medidas urgentes y eficaces", y a que profundicen sobre las causas del hambre extrema.  Así, la pelota está ahora en el tejado de los donantes internacionales que tienen que reformular sus mecanismos ante situaciones extremas, que requieren de medidas rápidas y efectivas para evitar desastres humanitarios. "No podemos seguir permitiendo que continúe (...) esta situación en la que el mundo  sabe que se avecina un emergencia pero decide ignorarla hasta que aparezcan las imágenes de niños gravemente desnutridos en las pantallas de televisión", denuncia, por su parte, el director de Campañas y Estudios de Intermón Oxfam, Jaime Atienza. Cerca de 13 millones de personas padecen en estos momentos la crisis alimentaria que asola al Cuerno de África, tras las sequías que sufre la región,  y que han disparado los precios de los alimentos.

domingo, 15 de enero de 2012

INDIVIDUALISMO

Individuos que caminan apresurados por las aceras y que esquivan, sin apenas desviar la mirada, a todo aquel con él que se tropiezan. Autómatas, insensibilizados a los cambios de temperatura, a las risas, vidas ajenas, a la música, al silencio. No existe más literatura que la que ellos leen. Individualistas, amantes de lo material, utilizan a las personas para satisfacer sus carencias vitales. Reyes de lo efímero y  banal, sus actos denotan egoísmo y superficialidad. Incapaces de empatizar con sus semejantes. Existen más crisis que la económica hoy en día, lamentablemente.