jueves, 19 de abril de 2012

SENTIDO DE LA EQUIDAD

Hay días en los que una amanece guerrera y quiere comerse el mundo en bocados gigantes. Abre las puertas de su casa y sale como cohete disparada hacía la calle. Las ganas de conseguir un mundo justo van impregnadas en su ropa.  Ya en el exterior, a tan solo unos pasos, da cuenta de personas que la miran fijamente a sus ojos, tal y como hacen las personas valientes y que no tienen nada que perder, suplicando empatía. La injusticia de un mundo, en el que la brecha entre ricos y pobres cada día es más grande, les ha llevado a buscar en la calle aliados y a valerse de destrezas con las que sumar un día más a sus vidas. Entonces, llega a su oficina, y se conecta a un mapamundi de informaciones de diversa índole, a la vez que intenta mostrar una actitud asertiva con la que alejarse de la agresividad, que genera el saber que el mundo está del revés. No hace falta desplazarse a otro país o continente para darse cuenta de que las cosas no funcionan correctamente. Basta con echar un vistazo a su alrededor para ver sillas vacías que, una vez, fueron ocupadas por personas comprometidas. No obstante, y a pesar de que no "corran buenos tiempos para los soñadores", siente más que nunca que la conciencia y el sentido de la justicia son las mejoras armas con la que recorrer un camino plagado de obstáculos. Sabe que esta filosofía de vida no es la más fácil, sin embargo, cree que es la más auténtica y, eso, es lo importante. 

domingo, 15 de abril de 2012

NO HAY DOS DOMINGOS IGUALES

El encanto del domingo radica en que sus primeras horas suelen robarse para acudir a guaridas que mantienen sus persianas bajadas entre semana o para intercambiar palabras e incluso confidencias con desconocidos, que aparecen y desaparecen en un pestañeo innato. Los noctámbulos suelen tener sus venas empapadas de un elixir que, en ocasiones, necesitan para dotarse de audacia y osadía, y para resistir hasta las primeras luces del alba, justo en el momento en el que el telón cae y la magia desaparece. El encanto del domingo radica en que amanece tarde y es opuesto a lo estipulado. Sus mañanas pueden ser aprovechadas para deambular por calles desérticas y desgastar las suelas de los zapatos; para adquirir baratijas en mercadillos abarrotados o para saludar a la vida con una cerveza en la mano. Muchos domingos son recordados porque, vestidos con pijama, zapatean por la casa con una resaca de bandera. El encanto del domingo radica en que guarda tiempo para disfrutar de una encantadora lectura o de una película apasionante bajo el amparo de una luz regada por una diminuta lampara. También, en que permiten, a final del día, una reflexión brillante con la que dilucidar las inquietudes que aparecen, de repente, en días ordinarios.

miércoles, 11 de abril de 2012

SACUDIR EL MUNDO

En cierta conferencia escuché, en boca de un ponente, una cita que decía algo así como que el Gobierno deprimía a sus ciudadanos para tratar de controlarlos. Pues bien, los medios de comunicación recogen, estos días, noticias relacionadas con reformas laborales que echan tierra a los trabajadores o tijeretazos agresivos que estrangulan al Estado de Bienestar, retrocediendo décadas, instaurando injusticias y borrando la lucha de nuestros antepasados. Estos 'ajustes' dejan al ciudadano desamparado, desolado y poblado de miedo. ¿Miedo de qué?  Quizás, de experimentar los efectos de un sistema que se desgarra y que deja a empresarios y políticos con la sartén por el mango. Sus temores alcanzan límites insospechados: no quieren hacer resonar su indignación por las calles por miedo a las  represalias o alegan que su esfuerzo caerá en saco roto y que no servirá para cambiar el mundo. Su mudez es exprimida por Gobiernos y empresas, ahogándoles en vidas miserables y privadas de libertad.  Rescatemos en estos tiempos valores preciados como la dignidad y solidaridad o pensemos, aunque sea,  en aquel dicho de "hoy por ti, mañana por mí".