miércoles, 24 de abril de 2013

RECOVECOS

Me he dado cuenta de que me fascinan las casas antiguas y los pasillos largos. También de que me enrabia que la madera de los armarios y el suelo cruja, y que las puertas viejas no cierren del todo bien. Me sorprende que la gente diferente se entienda, y que la compatible se distancie. Me encanta dormir del tirón, ser anfitriona, soñar despierta. 

Creo en las casualidades y el destino. Prefiero que la vida sea apasionada y sorprendente, y que los días se diferencien entre sí: qué llueva un día sin parar y me entristezca, y qué a la mañana siguiente salga el sol con fuerza y vuelva a sonreír. Adoro la complicidad, naturalidad, las sonrisas espontáneas y los detalles sin contraprestación.

Disfruto con un buen café y una excelente conversación casi tanto como con la ingesta de elixir negro por doquier. La cerveza con amigos al borde del éxtasis y los bailes desenfadados al albor de la noche. Comer con las manos, los palillos (con dificultad) o el tenedor en cualquier lugar y con la mejor compañía. Probar nuevos sabores y brindar por un futuro mejor. 

Me contenta la primavera, los días largos y las noches rápidas. Prefiero frecuentar los bares 'de siempre' a experimentar. Me empieza a gustar lo de dejarse llevar e ilusionarme. Confirmo que me gusta vivir en Madrid, ser periodista, leer en el metro, escaparme cuando puedo. Echo de menos el mar y la playa de mi tierra en verano. La familia y los recuerdos. Pienso en viajes al norte en tren y un verano especial.