viernes, 17 de julio de 2015

LA FELICIDAD ES UN ENTRENAMIENTO DIARIO

Todo el mundo desea la felicidad aunque, muchas veces, parece complicado alcanzarla. En esa búsqueda, la psicóloga María Jesús Álava recomienda, con motivo del Día Internacional de la Felicidad, que tiene lugar este jueves, ser el mejor amigo de uno mismo y, para ello, apuesta por perdonarse, quererse y tomar cada uno las riendas de su propia vida. 

Si bien es cierto que en la carrera de la felicidad hay personas que cuentan con ventaja porque su punto de salida está unos pasos más adelante, ya que son "alegres, agradables, conciliadores y tienen una visión positiva", aquellos con una visión más taciturna de la vida también pueden ser felices.

"Es algo que se aprende y se construye", afirma la también autora de "Las 3 claves de la felicidad", al tiempo que explica que "todo el mundo, por muy difíciles que sean sus circunstancias, puede ser feliz. Hay gente que necesita un cierto entrenamiento para que el cerebro actué a su favor y no en su contra".

"Para ser feliz no dependemos de las circunstancias externas", sostiene esta experta, para luego explicar que todo está en la mente del individuo. Ahí, es donde residen los pensamientos que van a convertirse en nuestros amigos o, en todo lo contrario, los peores enemigos.

En la receta de la felicidad, lo primero es el autoperdón. "La vida sin perdón es como el fracaso del ser humano. Si no conseguimos perdonarnos, no somos dueños de nuestra vida y de nuestras emociones", señala. Para esta experta, cometer fallos es algo normal.

Por eso, tenemos que "asumirlos y perdonarlos", pues "nos hace más seguros y humanos", al tiempo que mejora nuestra autoestima. "El perdón devuelve la paz y la tranquilidad. Debemos ser indulgentes cuando no ha habido maldad ni egoísmo", aclara.

Lo que hay que tener bien presente en este aspecto es que "hay gente que no nos va a perdonar". "Hay gente con envidia, que nunca está satisfecha. Son personas un poco peligrosas, que hacen cualquier cosa para conseguir sus fines", advierte.

PEQUEÑOS PLACERES

Por otro lado, esta psicóloga apuesta por "llenar la hucha emocional" y disfrutar de los pequeños placeres que ofrece el día a día. Para ello, nada más levantarse, hay que valorar la cama en la que se ha dormido, la ducha caliente o el café que se toma. "Ir sacando lo más positivo de cualquier circunstancia que estemos viviendo", apostilla.

Para Álava, existen personas que no saben disfrutar de esos pequeños detalles. "Si aprendiésemos a disfrutar eso sería mucho más sencillo. A veces la gente vive en una permanente espera intentando conseguir algo increíble y se pasa toda la vida sin alcanzarlo", afirma.

Por otro lado, en el caso de caer en un pozo sin fondo, recomienda sentarse y pensar en que hacer. Y, si hay pensamientos como que algo es imposible de lograr, sustituir esa idea por "si lo intento, seguro que lo conseguiré".

Otros hábitos saludables pasan por "hacer ejercicio, dormir los suficiente, que nos hace descansar y bajar el nivel de ansiedad, intentar disfrutar con los amigos o con cualquier cosa". Y, en el caso de estar muy mal, "cantar, recordar las cosas buenas, y sonreír", añade.

LA ALIMENTACIÓN TAMBIÉN JUEGA UN PAPEL IMPORTANTE

Por otro lado, a juicio de esa experta, la alimentación es muy importante. Por ejemplo, los crudos, que depuran el organismo, "son muy positivos"; la fructosa, el chocolate y los ácidos omega 3 también elevan el estado de ánimo. Además, "la gente va a estar mejor si come 5 veces en vez de 3, y si, entre comida y comida, hace pequeñas paraditas".

Sobre si la crisis económica ha supuesto que haya menos personas felices, la también escritora comenta que lo que ha aumentado es "la necesidad de las personas de contar con ayuda para superar las dificultades del día a día". De este modo, los psicólogos son los encargados de "dar herramientas y mecanismos" para poder lidiar con las situaciones que se puedan presentar.

"En circunstancias tan difíciles como éstas, no nos podemos permitir estar mal emocionalmente", zanja. Y es que, en sus palabras, una persona feliz vale por tres: es creativa, resistente a la frustación y capaz de alcanzar lo que parece imposible.

En relación a si una persona que ha superado una depresión puede ser feliz, se muestra tajante: sí. "Se puede ser y es una de las consecuencias maravillosas. Cuando la has superado con esfuerzo, luego vives la vida con más recursos, con más control sobre las emociones y te influye menos lo que pueden pensar los demás, ya que estás más capacitado para sentirte mejor contigo mismo. Una depresión bien superada es una garantía de felicidad", apostilla.

Por último, apuesta por entrenar a las personas en inteligencia emocional desde que nacen. "Los seis primeros años son fundamentales, sientan las bases del carácter y el 80% de su capacidades intelectuales", señala esta experta, quien recomienda enseñar a tener espíritu propio, a pensar y razonar para que los individuos no sean manipulables. "En esas edades nos jugamos nuestro futuro", concluye.

martes, 14 de julio de 2015

USAR-TIRAR-USAR

Ultimamente asisto perpleja al desgaste prematuro de los bienes que hago míos. Deduzco, incluso, que de un tiempo para acá la fecha de caducidad de los productos que encestamos está a la par que la de su adquisición. Esta teoría se refuerza tras ver el documental 'Comprar, tirar, comprar. La historia secreta de la obsolescencia programada', coproducido por Televisión Española hace algunos años. En él se comprueba que el paso del tiempo no ha servido sino para dar pasos de gigante hacia atrás en vez que ir evolucionando como especie humana. 

Y es que la cinta recoje el caso de la bombilla centenaria que no se apaga ni aun con el devenir de los años o las medias de nylon diseñadas en sus inicios para que vistieran las piernas de las mujeres durante décadas, y cuyos fabricantes decidieron tras su inequívoco éxito que esta prenda fuera perdiendo progresivamente su resistencia con el fin de multiplicar las ventas. 

Otra cuestión que me llamó la atención son los diferentes roles que juegan los países situados en el eje norte y sur. Los primeros se encargan de producir y consumir a velocidades vertiginosas, mientras que los segundos acojen los productos que a los norteños les van quedando obsoletos. En esta línea, por ejemplo, el país africano de Ghana recoje, bajo el pretexto de reducir la 'brecha digital' entre los diferentes continentes, ordenadores que en pocas ocasiones pueden ser arreglados y utilizados. De este modo, los ghanéses ven cómo su país, poco a poco, se está convirtiendo en el vertedero de los paises más desarrollados.

Se trata tan solo de algunos ejemplos de cómo los objetos que adquirimos lejos de ir perfeccionando su calidad, diseño y utilidad van empeorando con el paso del tiempo con la finalidad de envolver a la persona en el círculo vicioso de comprar y tirar para luego volver a empezar de nuevo. A fin de cuentas, se trata de seguir alimentando la maquinaria capitalista y de no variar el 'status quo'. 

Así, en la sociedad de mercado en la que nos encontramos, el consumidor se deja arrastrar por la publicidad y moda; se siente atraído por la originalidad del producto, y sin mirar su calidad ni utilidad, decide comprar con visión cortoplacista. El balance es una pérdida económica, la adquisición de productos prescindibles, y el abanderamiento de una cultura consumista.