jueves, 16 de febrero de 2012

IGNORANCIA SUPINA

Cuesta escoger las palabras exactas para describir las terribles situaciones de injusticia que suceden en el mundo, día tras día, y que hacen referencia al reparto desigual de recursos, a las guerras que destrozan vidas humanas, a la poca o corrupta actuación de los Gobiernos  o a las decisiones de los poderes públicos que merman los derechos y las libertades de los ciudadanos. Ante estos hechos, el receptor puede ver despertar, en el mejor de los casos, un sentimiento de impotencia, rabia, ganas de cambiar las cosas e incluso empatía. Sin embargo, en el peor y más frecuente de los casos, lamentablemente, el sujeto en cuestión reacciona de manera indiferente, fruto de su ignorancia supina. Se trata de un tipo de ignorancia que se da en personas que han tenido la oportunidad de cursar estudios y que no aprovechan los recursos que tienen a su alcance para informarse y concienciarse, por lo que siguen poniéndose deliberadamente la venda sobre los ojos. Estas personas entorpecen -- aunque a simple vista no lo parezca-- el progresivo cambio que toda sociedad madura debe dar a mejor. La ciudadanía debe estar constantemente alerta de los fenómenos que transcurren diariamente y denunciar las irregularidades cometidas por todo tipo de actores. La pasividad de estos sectores es un tanto que se anotan los que ostentan el poder y  que puede retrasar el logro de una sociedad en la que se brinde las mismas oportunidades a todos sus miembros. Los individuos deben absorber la información que diariamente beben de los medios de comunicación y contrastarla para, así, formarse una opinión constructiva sobre el mundo y no caer, en ningún momento, en la terrible espiral del silencio.