domingo, 30 de diciembre de 2012

BALANCE LIBROS 2012


- La canción de Mbama (Javier Reverte) 7,5

- El temblor del héroe (Álvaro Pombo) 6,5

- Abundancia Roja: Sueño y Utopía en la URSS (Francis Spufford) 5,5

- La triología de Nueva York (Paul Auster) 7

- Un puente sobre el Drina (Ivo Andric) 6,5

- Las uvas de la ira (John Steinbeck) 9

- El amor en los tiempos del cólera (Gabriel García Márquez) 7

- Afganistán: Crónica de una Ficción (Mónica Bernabé) 9

- El decrecimiento explicado con sencillez (Carlos Taibo) 8

- Una forma de resistencia (Luis García Montero) 7

- El pueblo en la guerra: Testimonios de soldados en el frente de la Primera Guerra Mundial (Sofia Fedórchenko) 5,5

- Hotel Savoy (Joseph Roth) 7

- Marianela (Benito Pérez Gáldos) 8,5

- El camino (Miguel Delibes) 8

- Mil soles espléndidos (Khaled Hosseini) 7,5

- Mujeres en la India (Varios Autores) 7,5

- La insoportable levedad del ser (Milan Kundera) 6,5

- El viejo y el mar (Ernest Hemingway) 7

- De ratones y hombres (John Steinbeck) 8

- Días y noches de amor y guerra (Eduardo Galeano) 7

- Las venas abiertas de América Latina (Eduardo Galeano) En proceso


¿Qué lecturas nos deparará 2013? :-)

miércoles, 19 de diciembre de 2012

EN DICIEMBRE

Diciembre es uno de los meses del año con estrella. Consigue que hasta el más escéptico del mundo quede atrapado por su magia. El último mes del año permite al individuo que obvie por un instante su presente y haga balance de sus 11 meses anteriores; además de que fije sus próximos techos para el año que apunta con el dedo. 

Es el mes de la infancia y las ilusiones. Las luces de colores alumbran los cielos sin firmamentos de ciudades industrializadas y polucionadas. Los centros comerciales acogen belenes de plástico y difunden villancicos encorsetados. Se quiere mantener las tradiciones, cueste lo que cueste. Los anuncios en la televisión muestran la paleta cromática completa a fin de llegar directo al espectador y conseguir sus objetivos primarios.

Diciembre abre paso a una estación en la que el frío es reinante e invade las calles de pueblos y ciudades. Numerosos pobladores tratan de huir de sus tentáculos en cajeros, en los que, precisamente, sus altos mandos han soltado la vorágine. También, durante esta fecha, se duplican aquellos que, por unos duros a fin de mes, apelan a la gente a mostrarse más solidaria mediante cuotas mensuales a favor de una organización no gubernamental. Y, los buenos deseos, en forma de chocolate o champán, también tienen su lugar en este momento. Toca deshojar el calendario, bailar el último tango ante el reloj, alzar las copas y olvidar para volver a comenzar.

martes, 20 de noviembre de 2012

SENTIR CORRER LA SANGRE POR LAS VENAS

En ciertas ocasiones, uno tiene que notar correr la sangre por sus venas, sentirse vivo, ser capaz de sorprenderse. Entablar una conversación con un extraño; intercambiar expresiones con una persona de otro continente; recibir una llamada inesperada que reconfigure sus planes; beber y reír hasta que se le salten las lágrimas. 

Confieso que hace un par de años buscaba una cierta estabilidad: sentir mía una ciudad, conocerme (casi) todos sus rincones, poder recorrer muchos de sus caminos con los ojos cerrados, hacer de un barrio cualquiera, el mío. Tener un hogar y una silla/ordenador en el trabajo que llevasen tácitamente mi nombre. Esboce un plan y lo lleve a cabo. Más o menos, me ha salido bien. Pese a que esa especie de pequeña estabilidad, me proporciona --por decirlo de alguna manera-- algo de tranquilidad, a veces siento que la rutina le roba brillo a mis ojos. 

Últimamente, echo de menos sentir el bombardeo del corazón después de una llamada con la que se me comunicaba que en 15 días debería volar hacia un destino informativamente interesante o despedir a cómplices de juergas hasta altas horas de la madrugada en la 'Gran Manzana'. También confieso que me da un poco de pereza salir de ese guión establecido, que me aleja del sueño  de contar algún día cientos de anécdotas divertidas de mi estancia en muchos países del mundo. 

domingo, 4 de noviembre de 2012

EN OTRO ORDEN DE COSAS

Levantar los pesados párpados cada mañana es una complicada tarea de supervivencia para muchas personas hoy en día. Hacerlo supone destapar unos ojos abatidos y sin brillo que intentan enfocar un horizonte cada vez más difuso. Sus dueños dibujaron en su día el boceto de sus sueños en forma de amores, profesiones y vidas dignas. Una fuerte borrasca ha borrado el contenido de ese papel y, en su lugar, ha dejado un folio en blanco. Muchos de ellos intentan  hacer frente al temporal con el poco aprovisionamiento  emocional y material que les queda, y sueñan con repintar un mundo que el ser humano está haciendo cada vez más inhabitable. Este 'mal tiempo' está desnudando a muchas personas que integran la élite económica, empresarial y política del país y dejando entrever su miseria y ruindad. 

Sin embargo, la lección positiva es que, poco a poco, la mentalidad de los españoles está evolucionando, hasta tal punto que muchos han dado un giro de 360 grados a su escala de prioridades. Acabar una carrera universitaria --muchas veces estudiada sin un ápice de vocación--, encontrar un trabajo con un sueldo desorbitado con el que poder sufragar la ropa y los zapatos más caros del mercado;  el mejor coche, la hipoteca, los viajes a la Riviera Maya y la boda (por la Iglesia, tal y como manda la tradición) están siendo desplazados por llevar una vida improvisada y práctica en la que, en cambio, los amigos y la familia tienen especial protagonismo.

domingo, 23 de septiembre de 2012

"El MEJOR OFICIO DEL MUNDO"

Echo un vistazo a otras entradas del blog y recuerdo la finalidad por la que creé este soporte: desahogarme, dejar por escrito mis inquietudes y dar a conocer hechos extraordinarios que llamasen mi atención. Lo creé hace un año, cuando me sumergí en el mar y llegué casi a tocar el fondo con la mano. Me encontré, entonces, con otra que me impulsó hacia arriba. En ese momento, decidí que quería hacer periodismo pero del bueno, solo aquel que merece ser llamado como tal. El de leer, viajar, hablar con la gente, escuchar sus historias y volcarlas al papel. Y hacerlo en mi tiempo libre cuando la obligación de ganarme el sustento diario me lo permitiese. Ahorrar y escaparme por el mundo. Llegue a la conclusión de que adoro el periodismo con fines sociales: elegir las historias que a mí me interesen, hablar con sus protagonistas, hacer un trabajo puro que no quede empañado por los intereses de un empresario/director que pasa ocho horas diarias sentado en una redacción de Madrid. Mi meta es conseguir un plan B, que aún no he diseñado, y soñar con las semanas que iría a conocer otras realidades para retratarlas con mi cámara y bolígrafo y, con ello, crecer personal y profesionalmente.

Adoro el “mejor oficio del mundo” desde que tengo uso de razón, desde que mi madre me enseñó a  devorar libros y mi padre consideraba, cada vez que le recitaba una de mis redacciones escolares, que no lo hacia nada mal. Aún recuerdo que, a la edad de 8 años, me preguntaron que quería ser de mayor y conteste firmemente: periodista. En sexto de primaria, una compañera trató de asustarme, al decirme que los periodistas eran osados y que, si algún día lo sería, tendría que ir a las casas de los etarras a entrevistarles. No logro que cambiase de opinión. Es, hasta la fecha, el amor de mi vida, por el que me levante, durante cuatro años, a las cinco de la mañana para recorrer cientos de kilómetros y llegar a la facultad.  Por el que me marche a Bruselas, recién licenciada, de un día para otro, sin mirar atrás y sin sopesar por un instante las consecuencias. A punto de subir al avión, con una maleta y un hostal frío y oscuro como destino inmediato, les dije a mis padres que no se preocupasen, que me iba hacer lo que más me gustaba.

El periodismo que se hace hoy en día en las redacciones está agonizando.  Antes de que comenzara la crisis, ya daba sus últimos coletazos. Lo hirió las ansias de protagonismo de los periodistas, su conformismo, el intrusismo, la ambición económica de los empresarios/directores, y la precariedad --¡maldita precariedad!-- que sufría la mayoría de los redactores. “El mejor oficio del mundo” fue marchitándose poco a poco y, con él, el prestigio de los informadores que solo querían transmitir y concienciar a la sociedad. Hay días, especialmente últimamente, que quiero dar un puñetazo sobre la mesa y olvidar el ejercicio habitual de la profesión. Después, ir al despacho del director a decirle: Usted trato de que odiará el periodismo pero no lo ha conseguido. Y no lo ha hecho porque existen otras personas menos conocidas que me inspiran cada día,  al arriesgar su vida para poner rostro a una injusticia.
                               

Dedicado a Diego Cobo, amigo y periodista, por la conversación de ayer, hoy y mañana. ¡Gracias!

domingo, 19 de agosto de 2012

A 2.000 KILÓMETROS DE MADRID

Una lluvia infinita de estrellas acompaña el camino. En ningún otro lugar había contemplado la Vía Láctea en todo su esplendor. Atrás quedan cerca de 2.000 kilómetros recorridos en coche, sin ataduras ni cinturón, con los pies descalzos sobre la guantera y los ojos entrecerrados por los reflejos del sol. El ruido de las ruedas sobre el asfalto y música en varias lenguas conforman la banda sonora del viaje. La llave para cruzar fronteras y conocer lugares nuevos es un pasaporte granate, desempolvado para la ocasión. El viaje comenzó años atrás con la lectura de ensayos y libros sobre un conflicto que surgió en la puerta de Europa y que volvió a poner en jaque al continente después de la terrible Segunda Guerra Mundial. De nuevo, los seres humanos volvieron a tomar las armas y dañar a sus semejantes con un propósito meramente político. La zona, rica en diversidad cultural y religiosa, quedó amenazada por las ansias de poder de un Estado, que sembró odio entre sus ciudadanos para que aniquilasen, torturasen y violasen a sus vecinos.

Ante estos hechos, los prejuicios siempre afloran, inducidos la mayoría de las veces por los medios de comunicación, y llevan a señalar con el dedo a un enemigo concreto. Por ello, es conveniente conocer los hechos y las personas para darse cuenta de que en una guerra, donde la ética pasa a un segundo plano, el límite entre la culpabilidad y la inocencia es bastante difuso.

Dos décadas después, algunos edificios de Bosnia guardan el sabor de las metrallas; mientras otros, en el suelo, tienen dificultades para volver a ponerse en pie. Los campos acogen cientos de minas que impiden su aprovechamiento y peligran el paso de los viandantes. Convivirán por mucho tiempo con la población, pues desalojarlas cuesta un importante esfuerzo económico, que la comunidad internacional no está, por ahora, dispuesta a realizar.

Con todo, las personas intentan salir adelante en un país en el que la tasa de paro ronda el 40 por ciento y cuya economía está centrada en la agricultura.  Bosniocroatas, musulmanes y serbiobosnios tratan de cerrar heridas lentamente, a pesar de que sigue en su recuerdo la dolorosa pérdida de un padre, tío o  amigo durante el conflicto. Las mujeres, por su parte, tratan de superar el drama de ser forzadas sexualmente durante la guerra por un motivo político. Los cementerios del país, situados a los pies de las carreteras y en el centro de ciudades y pueblos, recuerdan que la muerte no es un tema tabú y que forma parte del ciclo de la vida.

Católicos, musulmanes y ortodoxos no ponen, en ningún caso, trabas a los foráneos que se acercan a su tierra, cámara en mano, para retratar su realidad. Es más, abren sus puertas y ceden sus mejores asientos a los visitantes para conversar sobre la rutina de la vida mediante el lenguaje universal de los signos. En pleno Ramadán, los bosniacos invitan a café local, limonada o pastas, y dejan hacerse fotos, que después miran incrédulos con una sonrisa en la boca. 

Finalmente, despiden con la mano a extraños a los que, durante unos instantes, han ofrecido un pedazo de su vida sin esperar nada a cambio. La humildad de sus hogares, su ropa y manera de vivir recuerda que lo material tiene fecha de caducidad y que, para sentirse vivo y realizado, hay que descubrir la esencia de las personas y la naturaleza.

viernes, 20 de julio de 2012

MÁS QUE MIL PALABRAS

En las grandes ciudades, el tiempo vuela, las personas no tienen nombre ni casi tampoco rostro. Las historias individuales no tienen cabida, no existen las radiografías de sus vidas.No hay más lucha que la que hace uno mismo por sobrevivir, salvo en contadas ocasiones, en las que se juntan fotogramas parecidos. Dos imágenes en menos de veinticuatro horas me han despertado de mi letargo. La primera era la de muchos ciudadanos con distintas profesiones, castigados por los recortes, que clamaban al unísono justicia. También, jubilados, desempleados, trabajadores precarios o empresarios de todas las generaciones alzando la voz,  levantando las manos. Me llamó especialmente la atención una pancarta que decía que la desigualdad produce infelicidad. Desigualdad de recursos u oportunidades que producen ésto, por ejemplo, a un enfermo de sida con la mirada perdida que,  con una pancarta que sustituye a una voz cansada de tanta súplica y a un perro inquieto por más compañía, trata de sobrevivir desganadamente en una céntrica plaza madrileña.

domingo, 20 de mayo de 2012

UNA VELA APAGADA

El camino era largo y apenas acertaba a describir los lugares que iba vislumbrando con el paso de las horas. El sueño resistía a aparecerse. En cambio, una ligera anestesia de cansancio, fruto de numerosas horas entregada a una tarea mecánica, comenzaba a inundarla. No estuvo mucho tiempo en ese estado de enajenación, pues el autobús llegó a la estación subterránea y paró en seco. Su presencia allí,  la trasladó a años atrás, en los que desafiaba a las impertinencias nocturnas para emprender viajes diarios y furtivos que finalizaban en el aula de los sueños. Se alejó de aquella recepción de nómadas para recorrer calles, que fueron escenario de su infancia y adolescencia y que, en ese momento, estaban desérticas. La tarde se despidió y la lluvia la relevó en el puesto. Entraron en escena paraguas de todas las formas y colores. La lluvia tiene el poder de despertar hasta el más dormido de los sentimientos y, así, invocar tanto a la melancolía como a una locura frenética, poseída en los que comprenden en qué consiste el juego de la vida. Las gotas resonaban en el interior del coche sin impedir divisar el puerto con sus barcos que habían dejado de faenar hacía algunas horas. Su inconfundible gabardina roja cruzó como rayo el restaurante, situado al lado del palacio de la cultura, que siempre destacaba en las postales que compraba la gente en los quioscos del Paseo Pereda o en el discreto puesto al lado de la Magdalena que, además de estampas, vendía artilugios y molinos de viento. Las comensales intercambiaban miradas y sonrisas nerviosas durante su encuentro. La velada acabó con una tarta de chocolate,  que engulló hasta el último bocado y una vela que sopló, despidiendo su primer cuarto de siglo e implorando cientos de momentos como el vivido. El rincón quedó a oscuras y abandonó el lugar tan rápido como había entrado, a la vez que regalaba una de sus mejores sonrisas a las cómplices de la noche.

jueves, 10 de mayo de 2012

FORMA PARTE DEL BAILE

Siento el infierno en el asfalto que piso, sin embargo, sus males no logran embriagarme. El calor recorre mi cuerpo como mecha de cerilla pero, curiosamente, se apaga cuando el fuego llega a mis pies. Mis pasos son lentos pero certeros, pues mis pies están alineados y aunque uno de ellos quiera desmarcarse durante un rato vuelve con el tiempo a la par del otro. Los zapatos marcan huellas en las aceras de la gran manzana, que apenas son apreciadas por los viandantes cercanos. Me gusta andar de puntillas como solía hacerlo de pequeña, tal y como hacen las bailarinas, quienes levantan los brazos al máximo con el fin de coger a puñados las estrellas del firmamento. No siempre las recogen e, incluso, a veces, éstas caen a la faz de la tierra cuando los brazos tocan el suelo. Forma parte del baile. No tendría sentido de otra forma.

jueves, 19 de abril de 2012

SENTIDO DE LA EQUIDAD

Hay días en los que una amanece guerrera y quiere comerse el mundo en bocados gigantes. Abre las puertas de su casa y sale como cohete disparada hacía la calle. Las ganas de conseguir un mundo justo van impregnadas en su ropa.  Ya en el exterior, a tan solo unos pasos, da cuenta de personas que la miran fijamente a sus ojos, tal y como hacen las personas valientes y que no tienen nada que perder, suplicando empatía. La injusticia de un mundo, en el que la brecha entre ricos y pobres cada día es más grande, les ha llevado a buscar en la calle aliados y a valerse de destrezas con las que sumar un día más a sus vidas. Entonces, llega a su oficina, y se conecta a un mapamundi de informaciones de diversa índole, a la vez que intenta mostrar una actitud asertiva con la que alejarse de la agresividad, que genera el saber que el mundo está del revés. No hace falta desplazarse a otro país o continente para darse cuenta de que las cosas no funcionan correctamente. Basta con echar un vistazo a su alrededor para ver sillas vacías que, una vez, fueron ocupadas por personas comprometidas. No obstante, y a pesar de que no "corran buenos tiempos para los soñadores", siente más que nunca que la conciencia y el sentido de la justicia son las mejoras armas con la que recorrer un camino plagado de obstáculos. Sabe que esta filosofía de vida no es la más fácil, sin embargo, cree que es la más auténtica y, eso, es lo importante. 

domingo, 15 de abril de 2012

NO HAY DOS DOMINGOS IGUALES

El encanto del domingo radica en que sus primeras horas suelen robarse para acudir a guaridas que mantienen sus persianas bajadas entre semana o para intercambiar palabras e incluso confidencias con desconocidos, que aparecen y desaparecen en un pestañeo innato. Los noctámbulos suelen tener sus venas empapadas de un elixir que, en ocasiones, necesitan para dotarse de audacia y osadía, y para resistir hasta las primeras luces del alba, justo en el momento en el que el telón cae y la magia desaparece. El encanto del domingo radica en que amanece tarde y es opuesto a lo estipulado. Sus mañanas pueden ser aprovechadas para deambular por calles desérticas y desgastar las suelas de los zapatos; para adquirir baratijas en mercadillos abarrotados o para saludar a la vida con una cerveza en la mano. Muchos domingos son recordados porque, vestidos con pijama, zapatean por la casa con una resaca de bandera. El encanto del domingo radica en que guarda tiempo para disfrutar de una encantadora lectura o de una película apasionante bajo el amparo de una luz regada por una diminuta lampara. También, en que permiten, a final del día, una reflexión brillante con la que dilucidar las inquietudes que aparecen, de repente, en días ordinarios.

miércoles, 11 de abril de 2012

SACUDIR EL MUNDO

En cierta conferencia escuché, en boca de un ponente, una cita que decía algo así como que el Gobierno deprimía a sus ciudadanos para tratar de controlarlos. Pues bien, los medios de comunicación recogen, estos días, noticias relacionadas con reformas laborales que echan tierra a los trabajadores o tijeretazos agresivos que estrangulan al Estado de Bienestar, retrocediendo décadas, instaurando injusticias y borrando la lucha de nuestros antepasados. Estos 'ajustes' dejan al ciudadano desamparado, desolado y poblado de miedo. ¿Miedo de qué?  Quizás, de experimentar los efectos de un sistema que se desgarra y que deja a empresarios y políticos con la sartén por el mango. Sus temores alcanzan límites insospechados: no quieren hacer resonar su indignación por las calles por miedo a las  represalias o alegan que su esfuerzo caerá en saco roto y que no servirá para cambiar el mundo. Su mudez es exprimida por Gobiernos y empresas, ahogándoles en vidas miserables y privadas de libertad.  Rescatemos en estos tiempos valores preciados como la dignidad y solidaridad o pensemos, aunque sea,  en aquel dicho de "hoy por ti, mañana por mí".

lunes, 26 de marzo de 2012

LIBERTAD EN LA CÁRCEL

Existen cárceles más allá de los barrotes oxidados, que coartan la respiración del preso más longevo de todos los tiempos. En ellas, el guardián roba sigilosamente el escaso equipaje de un recluso que apenas data de que le están hurtando. El sujeto da cuenta de su vitalidad mermada pero no sospecha de los funcionarios penitenciarios ni de sus compañeros de celda. Su dinamismo se apaga como el soplo de una llamarada, que resiste a desaparecer al primer intento, lo que impide que descubra que la cerradura de su habitáculo está rota con su consiguiente escapatoria. Prisionero de prisioneros, cegado de ojos y pensamiento, olvidado por el corazón, intenta imaginar, pues lo ha olvidado ya, lo que significa en toda su esencia la palabra libertad. Sus recuerdos están difuminados, como pintura negra de cera, por su mente. Tiene una idea vaga, apenas a cierta a recordar, que un día conquistó y entendió como nadie que las verjas físicas y mentales son construidas de arriba a bajo por el hombre desde tiempos ancestrales. La destrucción de estas rejas es la consecución de un fin para el que hace falta solamente reflexionar. La visión plena de la salida ahondará en que la huida no es siempre la solución, sino estar dentro de la prisión sin cadena alguna.

jueves, 16 de febrero de 2012

IGNORANCIA SUPINA

Cuesta escoger las palabras exactas para describir las terribles situaciones de injusticia que suceden en el mundo, día tras día, y que hacen referencia al reparto desigual de recursos, a las guerras que destrozan vidas humanas, a la poca o corrupta actuación de los Gobiernos  o a las decisiones de los poderes públicos que merman los derechos y las libertades de los ciudadanos. Ante estos hechos, el receptor puede ver despertar, en el mejor de los casos, un sentimiento de impotencia, rabia, ganas de cambiar las cosas e incluso empatía. Sin embargo, en el peor y más frecuente de los casos, lamentablemente, el sujeto en cuestión reacciona de manera indiferente, fruto de su ignorancia supina. Se trata de un tipo de ignorancia que se da en personas que han tenido la oportunidad de cursar estudios y que no aprovechan los recursos que tienen a su alcance para informarse y concienciarse, por lo que siguen poniéndose deliberadamente la venda sobre los ojos. Estas personas entorpecen -- aunque a simple vista no lo parezca-- el progresivo cambio que toda sociedad madura debe dar a mejor. La ciudadanía debe estar constantemente alerta de los fenómenos que transcurren diariamente y denunciar las irregularidades cometidas por todo tipo de actores. La pasividad de estos sectores es un tanto que se anotan los que ostentan el poder y  que puede retrasar el logro de una sociedad en la que se brinde las mismas oportunidades a todos sus miembros. Los individuos deben absorber la información que diariamente beben de los medios de comunicación y contrastarla para, así, formarse una opinión constructiva sobre el mundo y no caer, en ningún momento, en la terrible espiral del silencio.

domingo, 22 de enero de 2012

UN RETRASO PELIGROSO

Esta semana, Intermón Oxfam señalaba con el dedo a la comunidad internacional por su tardía respuesta ante la grave crisis alimentaria que sufre el Cuerno de África, y que ha provocado  la muerte  de más de 50.000 personas --la mitad de ellas, niños--. La culpa, la tiene está vez, una lenta burocracia que quería actuar con todas las evidencias en la mano para no equivocarse. "El miedo a equivocarse ha hecho que las organizaciones de ayuda se resistieran a gastar dinero hasta estar seguras de que en efecto se estaba produciendo una crisis", reconoce la directora general de Intermón Oxfam, Ariane Arpa. Sin embargo, el hambre y la enfermedad no entienden de plazos ni sellos y se extienden como la pólvora en los países más pobres "ante la falta de una respuesta rápida y decisiva". Todas estas denuncias han quedado recogidas en el informe 'Un retraso peligroso' de las ONGs Intermón Oxfam y Save The Children, quienes instan a los gobiernos a que revisen sus modelos de respuesta ante las crisis alimentarias, a que tomen "medidas urgentes y eficaces", y a que profundicen sobre las causas del hambre extrema.  Así, la pelota está ahora en el tejado de los donantes internacionales que tienen que reformular sus mecanismos ante situaciones extremas, que requieren de medidas rápidas y efectivas para evitar desastres humanitarios. "No podemos seguir permitiendo que continúe (...) esta situación en la que el mundo  sabe que se avecina un emergencia pero decide ignorarla hasta que aparezcan las imágenes de niños gravemente desnutridos en las pantallas de televisión", denuncia, por su parte, el director de Campañas y Estudios de Intermón Oxfam, Jaime Atienza. Cerca de 13 millones de personas padecen en estos momentos la crisis alimentaria que asola al Cuerno de África, tras las sequías que sufre la región,  y que han disparado los precios de los alimentos.

domingo, 15 de enero de 2012

INDIVIDUALISMO

Individuos que caminan apresurados por las aceras y que esquivan, sin apenas desviar la mirada, a todo aquel con él que se tropiezan. Autómatas, insensibilizados a los cambios de temperatura, a las risas, vidas ajenas, a la música, al silencio. No existe más literatura que la que ellos leen. Individualistas, amantes de lo material, utilizan a las personas para satisfacer sus carencias vitales. Reyes de lo efímero y  banal, sus actos denotan egoísmo y superficialidad. Incapaces de empatizar con sus semejantes. Existen más crisis que la económica hoy en día, lamentablemente.