Todo el mundo desea la felicidad aunque, muchas veces, parece complicado alcanzarla. En esa búsqueda, la psicóloga María Jesús Álava recomienda, con motivo del Día Internacional de la Felicidad,
que tiene lugar este jueves, ser el mejor amigo de uno mismo y, para
ello, apuesta por perdonarse, quererse y tomar cada uno las riendas de
su propia vida.
Si bien es cierto que en la carrera de la
felicidad hay personas que cuentan con ventaja porque su punto de salida
está unos pasos más adelante, ya que son "alegres, agradables,
conciliadores y tienen una visión positiva", aquellos con una visión más
taciturna de la vida también pueden ser felices.
"Es algo que
se aprende y se construye", afirma la también autora de "Las 3 claves de
la felicidad", al tiempo que explica que "todo el mundo, por muy
difíciles que sean sus circunstancias, puede ser feliz. Hay gente que
necesita un cierto entrenamiento para que el cerebro actué a su favor y
no en su contra".
"Para ser feliz no dependemos de las
circunstancias externas", sostiene esta experta, para luego explicar que
todo está en la mente del individuo. Ahí, es donde residen los
pensamientos que van a convertirse en nuestros amigos o, en todo lo
contrario, los peores enemigos.
En la receta de la felicidad, lo
primero es el autoperdón. "La vida sin perdón es como el fracaso del
ser humano. Si no conseguimos perdonarnos, no somos dueños de nuestra
vida y de nuestras emociones", señala. Para esta experta, cometer fallos
es algo normal.
Por eso, tenemos que "asumirlos y perdonarlos",
pues "nos hace más seguros y humanos", al tiempo que mejora nuestra
autoestima. "El perdón devuelve la paz y la tranquilidad. Debemos ser
indulgentes cuando no ha habido maldad ni egoísmo", aclara.
Lo
que hay que tener bien presente en este aspecto es que "hay gente que no
nos va a perdonar". "Hay gente con envidia, que nunca está satisfecha.
Son personas un poco peligrosas, que hacen cualquier cosa para conseguir
sus fines", advierte.
PEQUEÑOS PLACERES
Por otro
lado, esta psicóloga apuesta por "llenar la hucha emocional" y disfrutar
de los pequeños placeres que ofrece el día a día. Para ello, nada más
levantarse, hay que valorar la cama en la que se ha dormido, la ducha
caliente o el café que se toma. "Ir sacando lo más positivo de cualquier
circunstancia que estemos viviendo", apostilla.
Para Álava,
existen personas que no saben disfrutar de esos pequeños detalles. "Si
aprendiésemos a disfrutar eso sería mucho más sencillo. A veces la gente
vive en una permanente espera intentando conseguir algo increíble y se
pasa toda la vida sin alcanzarlo", afirma.
Por otro lado, en el
caso de caer en un pozo sin fondo, recomienda sentarse y pensar en que
hacer. Y, si hay pensamientos como que algo es imposible de lograr,
sustituir esa idea por "si lo intento, seguro que lo conseguiré".
Otros
hábitos saludables pasan por "hacer ejercicio, dormir los suficiente,
que nos hace descansar y bajar el nivel de ansiedad, intentar disfrutar
con los amigos o con cualquier cosa". Y, en el caso de estar muy mal,
"cantar, recordar las cosas buenas, y sonreír", añade.
LA ALIMENTACIÓN TAMBIÉN JUEGA UN PAPEL IMPORTANTE
Por
otro lado, a juicio de esa experta, la alimentación es muy importante.
Por ejemplo, los crudos, que depuran el organismo, "son muy positivos";
la fructosa, el chocolate y los ácidos omega 3 también elevan el estado
de ánimo. Además, "la gente va a estar mejor si come 5 veces en vez de
3, y si, entre comida y comida, hace pequeñas paraditas".
Sobre
si la crisis económica ha supuesto que haya menos personas felices, la
también escritora comenta que lo que ha aumentado es "la necesidad de
las personas de contar con ayuda para superar las dificultades del día a
día". De este modo, los psicólogos son los encargados de "dar
herramientas y mecanismos" para poder lidiar con las situaciones que se
puedan presentar.
"En circunstancias tan difíciles como éstas,
no nos podemos permitir estar mal emocionalmente", zanja. Y es que, en
sus palabras, una persona feliz vale por tres: es creativa, resistente a
la frustación y capaz de alcanzar lo que parece imposible.
En
relación a si una persona que ha superado una depresión puede ser feliz,
se muestra tajante: sí. "Se puede ser y es una de las consecuencias
maravillosas. Cuando la has superado con esfuerzo, luego vives la vida
con más recursos, con más control sobre las emociones y te influye menos
lo que pueden pensar los demás, ya que estás más capacitado para
sentirte mejor contigo mismo. Una depresión bien superada es una
garantía de felicidad", apostilla.
Por último, apuesta por
entrenar a las personas en inteligencia emocional desde que nacen. "Los
seis primeros años son fundamentales, sientan las bases del carácter y
el 80% de su capacidades intelectuales", señala esta experta, quien
recomienda enseñar a tener espíritu propio, a pensar y razonar para que
los individuos no sean manipulables. "En esas edades nos jugamos
nuestro futuro", concluye.