miércoles, 11 de abril de 2012

SACUDIR EL MUNDO

En cierta conferencia escuché, en boca de un ponente, una cita que decía algo así como que el Gobierno deprimía a sus ciudadanos para tratar de controlarlos. Pues bien, los medios de comunicación recogen, estos días, noticias relacionadas con reformas laborales que echan tierra a los trabajadores o tijeretazos agresivos que estrangulan al Estado de Bienestar, retrocediendo décadas, instaurando injusticias y borrando la lucha de nuestros antepasados. Estos 'ajustes' dejan al ciudadano desamparado, desolado y poblado de miedo. ¿Miedo de qué?  Quizás, de experimentar los efectos de un sistema que se desgarra y que deja a empresarios y políticos con la sartén por el mango. Sus temores alcanzan límites insospechados: no quieren hacer resonar su indignación por las calles por miedo a las  represalias o alegan que su esfuerzo caerá en saco roto y que no servirá para cambiar el mundo. Su mudez es exprimida por Gobiernos y empresas, ahogándoles en vidas miserables y privadas de libertad.  Rescatemos en estos tiempos valores preciados como la dignidad y solidaridad o pensemos, aunque sea,  en aquel dicho de "hoy por ti, mañana por mí".

3 comentarios:

  1. Sutilmente, o ni eso, se están preparando. El asunto es que lo hacen con la "legitimidad" del pueblo. Mucha gente, estoy convencido, aplaudirá la medida de encarcelar por "resistencia pasiva". Lo que no saben, o no quieren saber, es que resistencia pasiva, por ejemplo, no es cargarse a nadie.
    Por poner un ejemplo: Hitler no subió al poder de la mañana a la noche, sino con la complicidad y legitimidad del pueblo. Son procesos.

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  2. De acuerdo estoy, pero me temo que la revelión no debería ser sólo interna o contra el gobierno, si no que esto es un proceso parte de la globalización y las reglas del juego ya no sólo dependen de los españoles sino de Europa y los inversores internacionales. Se nos ha ido de las manos y este es el precio de ser globales en un mundo que no es equitativo ni en igualdad ni en justicia.

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  3. Cierto es. Pero, por ello, el pueblo tiene que "ponerse una vez colorado" antes de que sea demasiado tarde y se tiña de un amarillo perpetuo. A veces, hace más daño la pasividad de la gente que el ataque continuo de los que ostentan el poder.

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