domingo, 27 de noviembre de 2011

INSOMNIO

No quería dormir. Le daba miedo sumergirse en la abismal profundidad que suponía el sueño. Se negaba a cederle horas a la inconsciencia. Prefería aprovechar la penumbra y el silencio que dejaba la noche para seguir navegando libremente. También, para exprimir cada gota de inspiración que le brotaba, fruto de su insomnio. Los vecinos dormían, el sereno vigilaba las calles vacías e iluminadas por la suave luz que emitía una serie de farolas blancas, colocadas al borde del precipicio. Había algunos despistados que volvían apresurados a sus hogares. También, noctámbulos que no querían dejar escapar la oportunidad de ver la ciudad desde otro prisma. Existían más amigos de la noche de los que ella imaginaba. Dentro, en su morada, no se oía nada más que el 'tic tac' del reloj que recordaba, amenazante, la cuenta atrás para que la ciudad volviera a ponerse en pie. No le importaba. No quería dormir.

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