Individuos que caminan apresurados por las aceras y que esquivan, sin apenas desviar la mirada, a todo aquel con él que se tropiezan. Autómatas, insensibilizados a los cambios de temperatura, a las risas, vidas ajenas, a la música, al silencio. No existe más literatura que la que ellos leen. Individualistas, amantes de lo material, utilizan a las personas para satisfacer sus carencias vitales. Reyes de lo efímero y banal, sus actos denotan egoísmo y superficialidad. Incapaces de empatizar con sus semejantes. Existen más crisis que la económica hoy en día, lamentablemente.
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